Hola, posho, ¿qué me cuentas? Yo estuve el finde semana en Pau, la gran ciudad, ciudad capital, donde los sueños se cumplen. Y estoy viviendo como un sueño extraño con una chica, tengo una sensación irreal con ella. Verás. Me convencieron los punkis para ir al rocódromo de Pau a escalar. Y la verdad, no había tocado ni una piedra y ya estaba hasta las pelotas de este deporte. Ya en el coche me había probado unos escarpines, los pies de gato, y desde entonces tengo los juanetes cantando zarzuelas. Al entrar al rocódromo, como me veían que estaba en modo plañidera, me invitaron a dejarles en paz y que me fuera a jugar al búlder, un pedrolo enorme de poco más de dos metros de alto, con diferentes vías según la dificultad, agarres y no sé qué, bueno, un puñao de tecnicismos y chorradas que ni idea. Me han dejado a mi aire como en el chiquipark. Ahí estaba yo delante de la piedra esa de corcho pan con mi camiseta de Piperrak y mis brazos enclenques de mantis religiosa cagándom...